España, tierra de pujantes bríos, la más gloriosa que engendró la historia, defienden y honran tu blasón de gloria veinte cachorros de león bravíos que amamantó orgullosa la Victoria de América en las selvas y en los ríos. Y tu rotundo nombre cual toque de clarín resuena a hazaña, y es suficiente el exclamar ¡España! para saberse comprender más hombre. Con trágica arrogancia te desposaste un día con la gloria... bien ibérica fue la tal jactancia que es inútil buscarlas en la Historia, porque no hay dos Sagunto y dos Numancia. Ciudades inmortales trocadas en dos piras gigantescas y que, a modo de antorchas colosales, alumbraron sus glorias romancescas. Contra ellas se estrellaron formidables de Roma y de Cartago las legiones, porque eran indomables los varones de aquellas dos ciudades indomables. Club Español - Buenos Aires (foto propia) ¡Oh, raza engendradora de audaces capitanes. que enmudecer hiciste, triunfadora, la voz de los océanos y volcanes cuando sonabas tu clarín de guerra y