Dejó su casa del cielo para venir a buscar lo que aquí le negaría nuestra dura ceguedad; pero ya tiene refugio en este oscuro portal, donde su amor nos ofrece su dulce hospitalidad. Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. Ni tu maldad ni la mía lo quisieron escuchar cuando sus pasos cansados iban de umbral en umbral; pero ya tiene reposo en este humilde portal, donde su amor infinito siempre nos hará lugar. Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. Tú le cerraste las puertas y yo mi pecho tenaz aquella noche bendita en que nos vino a llamar; pero ya tiene descanso en este pobre portal, donde su amor nos espera con su perdón y su paz. Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. Mi ser sin entendimiento y el...