"El portal"

 



Dejó su casa del cielo 
para venir a buscar 
lo que aquí le negaría 
nuestra dura ceguedad; 
pero ya tiene refugio 
en este oscuro portal, 
donde su amor nos ofrece 
su dulce hospitalidad. 
    Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. 

Ni tu maldad ni la mía 
lo quisieron escuchar 
cuando sus pasos cansados 
iban de umbral en umbral; 
pero ya tiene reposo 
en este humilde portal, 
donde su amor infinito 
siempre nos hará lugar. 
    Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. 

Tú le cerraste las puertas 
y yo mi pecho tenaz 
aquella noche bendita 
en que nos vino a llamar; 
pero ya tiene descanso 
en este pobre portal, 
donde su amor nos espera 
con su perdón y su paz. 
    Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. 

Mi ser sin entendimiento 
y el tuyo sin voluntad 
le negaron en el tiempo 
morada donde morar; 
pero ya tiene su asilo 
en este santo portal, 
donde hallaremos albergue 
por toda la eternidad. 
    Aquí, junto a Dios sin casa, nuestra casa eterna está. 


Publicado en Mundo  Hispánico número 105, de diciembre de 1956.

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