En el sesquicentenario del nacimiento de Ramiro de Maeztu
El sábado pasado se cumplieron 150 años del nacimiento de Ramiro de Maeztu.
En 1974, con ocasión del centenario de su natalicio, la revista Mundo Hispánico publicó la nota que a continuación compartimos. Al final transcribimos un fragmento del artículo, especialmente relacionado con la República Argentina.
En ocasión de aceptar el nombramiento de embajador de España en Argentina, «al llegar a Buenos Aires decía Maeztu a la prensa, cuando se le preguntó cómo veía el hispanoamericanismo:
«Aunque hoy es sólo afecto, comprensión, estrecha convivencia de pueblos unidos por lazos de familia, es una dichosa realidad reconocida por todos; una realidad que ya en el aspecto lírico, ya en el práctico, debe ser estudiada y propagada por los campeones de nuestra cultura, especialmente por los escritores, bien pertenezcan éstos a los críticos, a los enamorados de la verdad cruda, o a los enamorados del ideal y la ilusión. Seamos cínicos en la crítica —sostuvo— y místicos en el credo. Pero no olvidemos que el hispanoamericanismo sólo puede ser fructífero mediante afirmaciones y exaltaciones de valores».
Y al interrogársele por la opinión que sobre América hispana se tenía en España, afirmó Maeztu:
«Por de pronto ya se empieza a comprender que no se debe hablar de Madre Patria sino de "hermandad de almas", como que unos y otros somos hijos comunes de nuestro señor Don Quijote, y la paternidad del espíritu es superior a la de la carne y de la sangre».
La presentación de sus credenciales por el nuevo embajador, el primero de marzo de 1928, revistió caracteres de solemnidad muy señalada, hallándose presentes los consejeros y secretarios del señor Maeztu y un brillante séquito del señor presidente de la República, doctor Alvear.
En su discurso de salutación evocó el señor Maeztu «los grandes hechos y horizontes que hermanan en el pasado y en la actualidad a españoles y argentinos y hacen revivir su mutuo afecto».
«Si no bastaran a evidenciarlo la comprensión y el aprecio con que España ha recibido cuantas manifestaciones del espíritu argentino se le han acercado en estos años, lo probaría el hecho de haber traspuesto las relaciones argentino-españolas el plano de las buenas intenciones, para entrar resueltamente por el de las solidaridades positivas. Puede Vuestra Excelencia estar seguro de que España entera se congratula de los progresos de esta gran República y no desea sino que continúe el amplio curso de su engrandecimiento».
El presidente Alvear manifestó su complacencia en reavivar la memoria de un pasado común «que selló la unidad de cultura y la semejanza espiritual de los dos pueblos», y aseveró: «El acercamiento moral de España y de la República Argentina, a cuyo adelanto han contribuido las energías de tantos españoles radicados en su seno para compartir su vida y desenvolver en ella sus actividades, nunca ha sido más evidente que en esta hora propicia, en que las relaciones entre ambos países han logrado traducirse en ventajas de positiva trascendencia».
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