Imágenes de Zaragoza

FAMOSA es la pureza del cielo de Zaragoza. Hubo escritor incluso que afirmó algo así como esto: «Desde la mitad del Puente Nuevo de Nuestra Señora del Pilar he presenciado el espectáculo más bello de mi vida.» El escritor, académico francés Luis Bertrand, estaba mirando a poniente. Era, pues, la puesta del sol. Muchos años, muchos siglos, se ha escondido así el sol detrás de las torres zaragozanas, escribiendo diariamente en su cielo la palabra «belleza», en complicidad con la luz única de la capital de Aragón. Y en esta luz fué creciendo la ciudad desde que los Iberos la plantaron en la geografía española. Y como famosa— y a mucha honra— es también la terquedad aragonesa, Zaragoza se empeñó, en no seguir los clásicos mandatos urbanos, que aconsejan pegarse a los ríos para ir desarrollándose en torno a las dos márgenes del curso fluvial. Así, Zaragoza abrió expansiones a su crecimiento por donde le vino en gana. Con lo cual ya no nació limitada, sino con un espíritu de dimensión inédita en la norma general de la formación de ciudades. Ni tampoco se durmió en laureles históricos ni en nostalgias pretéritas. Urbanísticamente, Zaragoza supo crear una especie de ritmo entre «lo antiguo» y «lo moderno», de modo que, por gracia de pacto fáustico municipal, se conserva joven dentro de su preclara y venerable edad. La Zaragoza de hoy lo es en función de la Zaragoza de ayer y, siendo tan moderna como para marchar en punto con el reloj de los tiempos, no ha perdido nada de su perfume lejano. Esto significa que Zaragoza, siendo pasado, es presente, y marcha a la altura de las ciudades españolas más progresivas y espectaculares.







Comentarios

Entradas más populares de este blog

"Cuando el nombre suena...": España